La elección del minibar
La compra de un minibar supone a veces una decisión más compleja de lo que puede parecer; ello se debe a que se barajan varios parámetros como la capacidad, las medidas, el diseño... y, más técnicamente el sistema de refrigeración.
En la actualidad en el mercado de los minibares podemos encontrar tres tipos de sistemas de refrigeración: compresión, absorción y termoeléctrico, aunque éste último se utiliza sobretodo en náutica; para hoteles, prácticamente sólo encontramos minibares de absorción y de compresión.
¿Qué criterios seguir para optar por uno u otro sistema? La diferencia es sencilla: la compresión tiene un consumo más bajo que la absorción, sin embargo genera más ruido que ésta.
Para analizar en detalle esta afirmación, tomamos como referencia minibares estándar de 40 litros de Arcón y Dometic.
Estableciendo como precio/kw de referencia 0,12EUR, encontramos que en minibares de compresión, el coste eléctrico anual oscila entre 5 y 9EUR/minibar; esto supone, en un hotel de 80 habitaciones, un coste eléctrico de entre 400 y 700EUR/año.
En minibares de absorción, sin embargo, el coste anual se sitúa en una horquilla de entre 28EUR y 37EUR anuales por minibar; es decir entre unos 2.200 y unos 3.000EUR en un centro de 80 habitaciones.
A primera vista podemos ver cómo en los casos más optimistas, el consumo de energía se triplica en los minibares de absorción respecto a los de compresión. Siendo estos los datos, ¿qué sentido tiene comprar minibares de absorción?
Como indicábamos al principio de este artículo, la segunda gran diferencia entre absorción y compresión, es el ruido que emiten unos y otros minibares.
Tanto en el sistema de absorción como el de compresión, el frío se produce gracias al hecho de que los líquidos, al evaporizarse, absorben calor. La diferencia radica en que, mientras la compresión se basa en la utilización de un compresor para forzar la circulación del líquido por un circuito donde se somete a diferentes presiones para evaporizarse y condensarse, en la absorción el sistema se basa en la capacidad de algunas sustancias, como el amoniaco, de no sólo absorber el calor, sino también convertirlo en frío.
El resultado de estos dos sistemas es que mientras los minibares de absorción no emiten absolutamente ningún ruido, los minibares de compresión, al tener incorporado un compresor mecánico, emiten un volumen de ruido de entre 15 y 30db; este ruido que a priori parece bajo, puede llegar a ser molesto para el cliente durante las horas de descanso, más si tenemos en cuenta que por la noche el entorno suele ser muy silencioso. Para que nos entendamos, el ruido al que nos referimos al hablar de compresión es el que hacen los frigoríficos domésticos, que utilizan esta tecnología.
Para paliar este hecho, algunos fabricantes como Arcón han lanzado al mercado sistemas para controlar los tiempos en que el compresor entra en funcionamiento. Así, estos minibares pueden programarse intuyendo el horario en que el cliente se encontrará en la habitación, dejando que el compresor únicamente funcione de 9h a 11h y de 18h a 20h, horario en que presumiblemente la habitación estará vacía; de esta manera se minimiza al máximo la molestia que pueda sufrir el cliente. En esta dirección, hay iniciativas innovadoras como la que ya plantean algunos sistemas de vincular el encendido/apagado del minibar a la llave magnética del cliente, de manera que éste pueda activar/desactivar el minibar a su gusto.
En cualquier caso, dado que la refrigeración por compresión se produce mecánicamente a través de un compresor, siempre encontraremos un nivel de ruido en algún momento del día que en realidad, no podremos controlar puesto que no podemos controlar los horarios de todos los clientes. En contraprestación, su consumo energético siempre será menor que el de un minibar de absorción.
Así que al final del camino nos encontramos siempre la misma pregunta: ¿silencio o reducción del coste energético? El parque de minibares de la hotelería está compuesto básicamente por aparatos de absorción, pero la necesidad de contener el consumo eléctrico, tanto por razones económicas como por presiones ecológicas, junto con los avances de la tecnología de compresión consiguiendo aparatos cada vez más silenciosos, hacen que esta situación se ponga en entredicho.
Tania Merino
Responsable de Equipamientos.